Francia y la igualdad ante la Ley (2)

viernes, noviembre 18, 2005

En el anterior post, hacíamos referencia a la situación francesa. Bien, pues en este artículo titulada ¿Guerra Santa en Europa?, se hace referencia a la situación en Francia y en él se hace referencia a la situación francesa diciendo lo siguiente:

La visita de De Villepin a la mezquita es emblemática de los presentes esfuerzos de Francia por hacer que su población musulmana se sienta integrada, apreciada, y francesa — esfuerzos que ahora son universalmente atacados por estar ausentes. Y hay varias indicaciones de que los disturbios no se deben completa o únicamente a la marginalización económica y social en absoluto, y que la agenda de la yihad islámica es un elemento significativo que alimenta su continua expansión:
  • Se ha establecido desde hace tiempo que existe una presencia yihadista significativa entre los musulmanes franceses. Recientemente, seis musulmanes de París eran arrestados por reclutar para la yihad en Irak.
  • Los alborotadores han estado berreando el grito de guerra de la yihad, “Aláhu akbar”. Como escribía Mohammed Atta en su exhortación final a sí mismo, “cuando comience la confrontación, luchad como defensores que no quieren volver a este mundo. Gritad, 'Aláhu Akbar', porque esto inspira miedo en los corazones de los infieles“. Mientras los principales medios continúan identificando a los alborotadores como “jóvenes franceses nativos de origen árabe o africano, muchos de ellos musulmanes”, la identidad islámica de los alborotadores es en realidad bastante clara: han evitado negocios de propiedad musulmana, prefiriendo de manera obvia objetivos no musulmanes.
  • Los alborotadores han arrojado cócteles Molotov contra dos sinagogas francesas, haciendo probable que suscriban el odio a los judíos profundamente enraizado que comparten tantos yihadistas. También han incendiado dos iglesias, reforzando más la impresión de que ven su lucha como fundamentalmente religiosa, y consideran el terror contra judíos y cristianos como parte de su responsabilidad religiosa, según el Corán 9:29, que ordena que los musulmanes emprendan la guerra incluso contra “los pueblos del Libro”: el término coránico para — principalmente — judíos y cristianos.
  • Mouloud Dahmani es un líder musulmán de Francia que intenta prevalecer sobre los franceses con el fin de permitir que un grupo de jeques de la Hermandad Musulmana negocie el final de los disturbios. La Hermandad Musulmana, por supuesto, es la primera organización islámica moderna de la yihad y el antepasado directo de Hamas y al-Qaeda. Dahmani ha declarado: “Todo lo que exigimos es que se nos deje solos”. Esta es una declaración extraña viniendo del líder de una comunidad que acusa ser marginada y que quiere ingresar en el corazón de la sociedad francesa. ¿Dejarla sola? Bastante literalmente. El periodista Amir Taheri afirma que los musulmanes de Francia no están interesados en realidad ni remotamente en la asimilación; en su lugar, quieren autonomía: “Algunos incluso piden la creación de áreas donde los musulmanes constituyan la mayoría de la población a reorganizar según el sistema de 'milet' del Imperio Otomano: cada comunidad religiosa (milet) disfrutaría del derecho a organizar su vida social, cultural y educacional según sus creencias religiosas”. Informa de que “en algunas partes de Francia, ya existe en vigor un sistema de milet de facto”. Los líderes musulmanes controlan la zona y los funcionarios franceses, policía incluida, simplemente no entran.
  • Los mensajes en los weblogs musulmanes indican que los disturbios no son estallidos espontáneos de ira, sino esfuerzos cuidadosamente planificados. Algunos no sólo desvelan la planificación en juego en los disturbios, que hoy han asolado toda Francia y se han extendido también a Dinamarca, Bélgica y Alemania, sino también el objetivo islámico supremacista tras ellos. Uno reza: “Los polis están aterrorizados ante nosotros, todo tiene que arder, desde el lunes, arranca la operación 'Sol de medianoche', pásalo, lugar de encuentro para Momo y Abdul en la zona 4…. yihad islamia Alá Akbar”. Otro añade: “¿Crees realmente que vamos a parar ahora? ¿Eres tonto? Continuará, sin parar. No vamos a abandonar. Los franceses no harán nada y pronto, seremos mayoría aquí”.
  • Mientras tanto, la Unión de Organizaciones Islámicas de Francia, que tiene vínculos con la Hermandad musulmana, ha decretado una fatwa afirmando: “Se prohíbe formalmente que cualquier musulmán que busque la gracia y la satisfacción divinas participe en cualquier acción que golpee a ciegas propiedades públicas o privadas o pueda constituir un ataque contra la vida de alguien”. Existe una extraña ambigüedad en esto que recuerda a la fatwa americana respaldada por CAIR, condenando los ataques contra civiles inocentes sin definir “inocente”: ¿qué constituye atacar “a ciegas”? ¿Un ataque centrado con objetivo claro es aceptable de alguna manera?
Pero también podemos criticar el multiculturalismo que es la causa de todo lo anterior. Porque sinceramente lo peor es el daño que se hace cuando la gente, corriendo en pos de la desigualdad como consecuencia del libre desarrollo de la personalidad de cada individuo, si eso significa crear distintos "ghettos" legales que como ya hemos visto es lo que quieren realmente cierto tipo de musulmanes (los más puristas...). Así, en este otro artículo, podemos leer:

El fracaso de la directiva francesa a la hora de entender lo que está ocurriendo, por no decir desarrollar una estrategia encaminada a hacer frente a ello, ha abierto la veda a todo tipo de iniciativas inconformistas.

Un grupo que se autodenomina Unión de Organizaciones Musulmanas de Francia ha publicado una “fatwa” (decreto islámico) haciendo un llamamiento a que los jóvenes pongan fin a su rebelión. El mensaje es claro: en lugar de obedecer las leyes de la República Francesa, los musulmanes de Francia deben seguir “fatwas” inventadas por la Hermandad Musulmana. También han aparecido a nivel local en muchos lugares un abanico de solucionadores, intermediarios y árbitros, miembros en su mayoría de diversos grupos islamistas militantes, y que se presentan como alternativa a la autoridad del estado.

En el extremo opuesto del espectro, un buen número de grupos proto-fascistas han proliferado rápidamente por los suburbios, especialmente cerca de París, y piden la formación de milicias armadas para luchar contra los alborotadores. Afirmando que Francia está ya inmersa en una guerra civil, piden que se despliegue al ejército y que se imponga la ley marcial en las zonas afectadas.

La única cuestión que todo el mundo está impaciente por evitar concierne a la naturaleza de lo que a la sociedad educada de París le gusta llamar “violencia urbana”.

Según la izquierda, sobre todo el Partido Socialista sin reformar, el problema se deriva de las reducciones en los subsidios del gobierno que ha recortado los servicios sociales en las zonas afectadas. Los socialistas están especialmente dolidos con la decisión de Sarkozy de prescindir de la denominada “policía de proximidad” que había creado la administración socialista previa. La “policía de proximidad” había sido la hoja de parra destinada a esconder el hecho de que la verdadera policía, junto con los médicos, los bomberos, los inspectores de educación y otros representantes de la república llevan años ausentes de docenas de suburbios. La “policía de proximidad” carecía de autoridad para tratar un crimen, arrestar a los criminales o informar siquiera de actividades criminales. Pero podía jugar al fútbol con adolescentes, organizarles vacaciones en la costa y supervisar concursos “de índole artística”.

No faltan subsidios del estado a las zonas golpeadas por los disturbios. El portavoz del gobierno, Jean-Francois Coppet, afirma que las zonas afectadas se han beneficiado de “inyecciones masivas de efectivo” durante los tres últimos años. Cerca de casi la mitad de la población vive de las distintas pensiones del estado. Las zonas afectadas se han convertido en el terreno de caza de samaritanos, asociaciones, organizaciones de caridad, grupos de presión, teóricos sociales y, por supuesto, los presuntos “reformistas islámicos”. Durante años, algunos municipios han dedicado casi un tercio de su presupuesto a tales equipamientos con la esperanza de evitar precisamente el tipo de crisis que afrontan hoy.

No, la crisis no se puede explicar en términos pseudo-marxistas. La gente no va por ahí quemando edificios públicos o disparando la policía simplemente por ser pobre.

La verdad es que los suburbios afectados representan un cóctel peligroso en el que pobreza, alienación cultural y tensiones raciales son algunos de los ingredientes. Pero ni siquiera esos ingredientes por sí solos habrían sido suficientes para provocar la explosión. Después de todo, la región de París también es hogar de cifras sustanciales de inmigrantes asiáticos, vietnamitas y chinos principalmente, que son tan pobres, están tan culturalmente alienados y son objeto de tanta presión racial como los habitantes de los “suburbios inflamables”.

Los franceses nativos no consideran a la comunidad asiática como una amenaza a la mera idea de francesidad, aunque sólo sea porque carece de pretensiones universales.

La minoría inmigrante musulmana, sin embargo, es percibida como una amenaza porque el islam se autoproclama credo universal y alternativa a la civilización occidental.

Creo que queda claro.....