Como bien dice Bokabulario, ya hay dos alcaldes del PP asesinados, en la "España serena" de Z.
Examinemos los hechos.
Miguel Grimán del PP, era alcalde de la ciudad oscense de Fago desde hacía tres legislaturas. Su cuerpo apareció tirado en un barranco este verano con varios disparos de arma de fuego en el pecho. Poco después aparecía su coche, a unos 12 kilómetros del cadáver. Es entonces cuando el presidente del PP de Huesca dice que el alcalde había dicho en varias ocasiones que se sentía amenazado, además de cuestionar al programa España Directo que poco menos había dado a entender que "en cierto modo" se lo merecía.
Después de su entierro, la Guardia Civil ordenó la requisa de todas las armas de los vecinos del pueblo y los interrogó uno a uno. Y se descubre que había recibido mensajes amenazantes en los que se le decía "llega la mayor de tus pesadillas".
Siete días después, los vecinos se concentraron para protestar por su asesinato y sus amigos dicen que "comprometerse en estos pueblos pequeños tiene su riesgo". El móvil político parecía evidente.
Y acto seguido es detenido Santiago Mainar, candidato del PSOE a la Alcaldía, porque el ADN le implica en el asesinato. Confiesa diciendo que fue el único autor de los hechos y la juez lo manda a prisión, de lo que se deduce que hay pruebas preliminares suficientes como para encausarle por el delito.
Entonces empieza el circo mediático: Mainar dice que "se autoinculpó para librar al pueblo de la prisión mediática" (cuando le detuvieron antes por pruebas de ADN), pero cuando se levanta el secreto del sumario, se comprueba que lo hizo y pudo hacerlo solo.
Las noticias más recientes son que será juzgado por un jurado.
Algo parecido, pero esta vez sin que se haya averiguado quién ha sido todavía, le ha pasado al Alcalde del PP de Polop de Marina, Alejandro Ponsoda. En un principio se dijo que los disparos (uno de ellos en la cabeza) fueron realizados por una expropiación de terrenos. Un matrimonio extranjero fue interrogado por haberle amenazado, pero se les puso en libertad. El PP del pueblo dijo que no había recibido amenazas verbales, pero que algunas personas sí le habían amenazado con gestos.
A los diez días moría, como consecuencia de los disparos y tras una operación en la que se intentó extraerle la bala que tenía en el cerebro:
Al parecer, una o varias personas realizaron diversos disparos al alcalde, si bien aún está por determinar si estos se produjeron cuando éste ya había salido de su coche o por el contrario aún permanecía en su asiento.
Al lugar de los hechos se desplazó una unidad del SAMU, que trasladó a Ponsoda al mencionado hospital, donde ingresó en estado de inconsciencia y fue operado para extraerle la bala alojada en la cabeza, informaron fuentes sanitarias.
Existen paralelismos entre ambos casos que son de notar. No sólo son del PP. Llevaban muchos años como regidores de sus respectivas localidades. Y en ambos casos se dice que es por una cuestión urbanística. La cobertura mediática en ambos casos ha sido pobre e intentando obviar en el primer caso que quien presuntamente había cometido el crimen era el candidato socialista. Incluso se publicó que la hermana del susodicho había exculpado a su hermano del crimen porque "era muy bueno".
Cabe preguntarse qué hubiera pasado si los papeles se hubieran cambiado: "alcalde del PSOE desde hace tres legislaturas asesinado por el candidato del PP" o "alcalde del PSOE asesinado de un tiro". La cobertura mediática hubiera sido constante. El guerracivilismo también. Se hubiera acusado a todos los del PP o más exactamente a la derecha social en general del asesinato. Jiménez Losantos y César Vidal hubieran tenido que pedir perdón de rodillas varias veces por la "crispación". Y, por supuesto, en lugar de hacer la mención a la cuestión urbanística como si ya fuera delito o pecado muy grave, se hubiera dicho que estaba "luchando contra la corrupción urbanística de los peperos".
Pero no pasa nada. Eran del PP. Mariano, no estaría de más que en un ejercicio de oposición, dijeras esto alguna vez. Que esto no sería demagogia, si no simplemente decir la verdad.