La jihad legal y su relación con la jihad financiera

lunes, mayo 19, 2008

LAWFARE-A NEW TYPE OF JIHAD TO GO WITH FINANCIAL JIHAD >> Shariah Finance Watch:

The Islamist movement has two wings – one violent and one lawful, which can operate apart but often reinforce each other. While the violent arm attempts to silence speech by burning cars when cartoons of Mohammed are published in Denmark, the lawful arm is skillfully maneuvering within Western legal systems, both here and abroad.
Please, international readers: go to the link provided and read it all. It's of vital importance.
(about the link in the paragragh above: the article has disappeared from it, but it was the original source so I am not delinking it).

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Había empezado a traducirlo antes de cogerme las vacaciones blogueriles. He terminado de traducirlo hoy, así que lo posteo. Es de vital importancia, así que os pido que lo leáis con detenimiento. 

El movimiento islamista tiene dos alas - una violenta y otra legal, que pueden operar de forma independiente pero que realmente se refuerzan una a la otra. Mientras que la violenta intenta silenciar el discurso mediante la quema de coches cuando se produce el episodio de las caricaturas de Mahoma en Dinamarca, el brazo legal está maniobrando dentro de los sistemas legales occidentales tanto aquí como en el extranjero.

Los islamistas con medios financieros han iniciado la jihad legal, inciando procesos maliciosos y frívolos con el propósito de abolir el discurso público crítico del Islam y con el único objeto de establecer los principios de la ley Sharia (ley Islámica estricta que data del siglo 9) como la autoridad política y legal en Occidente.

La lucha legal islamista es normalmente depredadora, iniciada con una expectativa cierta de ganar,  y se realiza como un medio para intimidar, desmoralizar y hacer que los acusados pierdan dinero o incluso se arruinen. Las demandas van desde difamación hasta acoso laboral y han determinado que haya libros que se hayan destruido y artículos meritorios hayan quedado sin publicar.

La práctica de que los demandantes puedan iniciar las acciones en aquellas jurisdicciones en las que sea más probable que se juzgue a su favor, ha posibilitado la era "del turismo del libelo". En el momento de su muerte en 2006, señalaba la autora italiana Oriana Fallaci que estaba siendo demandada en Francia, Italia, Suiza y otras jurisdicciones por grupos dedicados a imposibilitar la diseminación de su trabajo.

El Turismo del libelo ha dado lugar también a juicios extranjeros contra autores americanos intentando que se regulara su discurso y su conducta. La letanía de investigadores, activistas, editores, congresistas, periódicos, cadenas de televisión ONGs, reporteros, periódicos de estudiantes y otros que son americanos y anti-islamistas han sido todos objetivos de la censura durante mucho tiempo y merecen una mención breve aquí.

Uno de los primeros casos en EEUU se remonta a 1937, donde en Birmington, Alabama, un jeque árabe demandó al Birmington Post por libelo por un artículo titulado "Un jeque árabe pregunta a un amigo dónde se puede comprar una chica americana para su harén". El Post informó de que el Jeque Fareed Iman, "que tiene 29 años y teme que pueda alcanzar los 30 sin que haya obtenido una mujer principal para su harén de cuatro mujeres, está listo para comprar una chica conveniente a sus padres. La chica afortunada", continuaba, "se beneficiará del tratamiento tradicional árabe protector de la mujer pero no podrá ser visto por aquellos que no sean miembros de su casa".

El artículo parecía más la parodia de un anuncio personal en la sección de contactos de una revista e incluía una lista de teléfonos por si alguna estaba interesada. Ahora bien, el Juzgado de Apelación de Alabama rechazó rechazar la demanda y consideró al artículo como libelo per se o difamatorio y lo mandó al procedimiento por jurado, donde el demandante perdió por su incapacidad para determinar una causa para la acción.

En los últimos 10 años, sin embargo, hemos visto un incremento muy fuerte en los casos perseguidos por las organizaciones islámicas intentando usar a los tribunales occidentales para parar el flujo de cierto tipo de información. Están consiguiendo un cierto éxito en Europa porque los sistemas legales inglés, francés y de otros países, no tienen garantizadas las mismas protecciones a la libertad de expresión que garantiza la Constitución de EEUU. El efecto acumulado de las demandas en el exterior y de las demandas aquí en caso incluso si no son exitosas y el peligro inminente de demandas futuras están creando un efecto terrorífico en detrimento del diálogo en importantes cuestiones de preocupación pública porque, naturalmente, las personas quieren evitar el coste de los litigios.

Quiero mencionar aquí brevemente unos cuantos casos que han ocurrido aquí en ls últimos 10 años contra los autores y activistas anti-islamistas. Es imperativo que nuestro sistema judicial continúe reforzando los derechos de los autores y de los activistas a la libertad de expresión y a la libertad de reunión contra todos los partidos que intentan reducirlas aquí y en el extranjero.

En 1998, America Onlime (AOL) permitió salones de chat en los que participantes voluntarios pudieran postear comentarios y hablar entre ellos sobre cuestiones que estaban relacionadas con el Corán y las prescripciones del Islam. Un visitante musulmán al chat de nombre Saad Noah consideró los posts de otros visitantes como blasfemos y difamatorios contra el Islam. Posteriormente demandó por libelo a AOL, diciendo que actuaba en nombre de todos los participantes musulmanes del chat y diciendo que AOL se había negado a prevenir que los participantes postearan comentarios anti-islámicos. El Tribunal correctamente, inadmitió el caso contra AOL, porque no se había incluído una causa para iniciar la acción.

En 2003 el Consejo de las Relaciones Islámico-Americanas (CAIR) demandó al Congresista EEUU Cass Ballenger después de que se publicara una entrevista con el Congresista en el periódico Charlotte Observer en la que decía que "ya no le gustaba vivir en Washington en la cera de enfrente de las oficinas centrales de CAIR, que era un brazo financiero de Hizbulá" y que el Congresista había informado de ello a la CIA y al FBI. Afortunadamente, el juez dictaminó que las declaraciones de Ballender había sido realizadas bajo el prisma de sus deberes públicos y que por tanto, estaban protegidas por la libertad de expresión en interés de las preocupaciones públicas.

El siguiente años, CAIR demandó a Andrew Whitehead, un activista y blogger americano por 1,3 millones de dólares por mantener la web Anti-Cair.net.org, en la que Whitehead lista CAIR como una organización islamista con vínculos con grupos terroristas. Irónicamente, después de que CAIR rechazase los descubrimientos de Whitehead, CAIR rechazó los descubrimientos de Whitehead, pero pareciendo que tenía miedo de que los documentos internos del proceso que se había iniciado revelasen, ambas partes llegaron a un acuerdo -los términos del mismo no se han hecho públicos- y el caso fue rechazado por el tribunal por prejuicio. La página web de Whitehead, Anti-Cair, sigue funcionando con todos los artículos que fueron discutidos en este caso.

El año pasado, cuando Joe Kaufman, un activista americano y jefe del "Americanos contra el Odio", viajó a Tejas para encabezar una protesta pacífica de diez personas contra el Círculo Islámico de Norte América fuera de donde se celebraba un evento que el grupo estaba patrocinando en el parte temático de las Six Flags, se le impuso una orden de alejamiento temporal y fue demandado por difamación y acoso. Lo que es particularmente preocupante del caso Kaufman es que la demanda no fue ejercitada contra él, por el ICNA, si no por siete abogadas del área de Dallas a quienes Kaufman no habçia mencionado nunca, ni habían estado presentes en el parque temático. El litigio continúa aún.

Otro caso que se está litigando ahora es el de Bruce Tefft. Tefft es un ex-oficial de la CIA y trabaja como consultor contra-terrorista para la NYPD (New York Police Department, Departamento de Policía de Nueva York). Después de mandar e-mails a una lista voluntaria de policías en la que cortaba y pegaba artículos de terrorismo (con los propios comentarios de Tefft) Tefft, junto con el NYPD, fueron demandados por un oficial de policía musulmán anónimo por acoso laboral.

A menudo la mera amenaza de una demanda es suficiente para intimidar a los editores y reducirles al silencio, sin importar los méritos de los trabajos del autor. En 2007, cuando el millonario hombre de negocios saudí, Khalid bin Mahfouz, amenazó con demandar a Cambridge University Press (editorial de la Universidad de Cambridge) por publicar el libro Alms for Jihad (donaciones para la Jihad), por los autores americanos Robert Collins and J Millard Burr, Cambridge Press inmediatamente capituló, ofreciendo una disculpa pública a Mahfouz, dejó de imprimir el libro y ordenó la destrucción de las copias no vendidas así como la retirada de las copias de las estanterías de las librerías y bibliotecas - algo que algunas se negaron a hacer.

Otras veces los demandados señalados como objetivos pueden aprovecharse de los estatutos anti-SLAPP. Estos estatutos existen en varios pero no en todos, los estados EEUU y tienen por objeto prevenir contra las demandas que son designadas para impedir la participación pública legítima.

En el libro Hamas, su autor Matthew Levitt describe Kinder USA como un frente de caridad para la financiación terrorista. Cuando Levitt, junto con Yale Press que publicó el libro, fueron demandados por KinderUSA, Levitt ejerció la reconvención contra el demandante, basándose en el estatuto californiano Anti-SLAPP. Justo después, KinderUSA desistió de la demanda, alegando que era demasiado costosa para continuar.

Lo que es más preocupante,incluso se ha demandado por informar sobre las investigaciones del gobierno EEUU sobre las actividades terroristas, o por apelar formalmente a las autoridades americanas para que lleven a cabo investigaciones, incluyento al New York Times, en 2001 que informó sobre una investigación del Gobierno americano sobre la Fundación Asistencia Global; The Wall Street Journal que, en 2002, informó sobre la monitorización de cuentas bancarias saudíes; y ADL que, en 2003, pidió una investigación sobre una superintendente escolar, Khadja Dhafur, basándose en indicaciones de que los colegios bajo su supervisión estaban enseñando religión.

La jihad legal cada vez gana más influencia como consecuencia de un efecto expansivo, y esperamos que los islamistas se involucren aún más en estas actividades. Es más, la Sociedad Islámica de América del Norte (ISNA) y el Consejo Musulmán de Asuntos Públicos (MPAC), han declarado públicamente que están considerando demandas por difamación contra sus críticos. La Liga del Mundo Musulmán ha pedido que se establezca una comisión para ejercitar acciones legales contra los que abusen del Islam o de su profeta Mahoma. Durante una reunión reciente de dos días en Dakar, el ejercitar acciones contra los que difaman al Islam fue una cuestión central que ocupó mucho tiempo entre los líderes musulmanes.

Por su parte, el Consejo de las Relaciones Americano-islámicas (CAIR) ha anunciado un objetivo ambicioso de recaudar un millón de dólares para defenderse contra los ataques difamatorios sobre los musulmanes y el Islam". Uno de sus trabajadores, Rabiah Ahmed, ha declarado que las demandas se están usando cada vez más como un instrumento importante. Además, el Presidente de CAIR, Parvez Ahmed, ha declarado que "la gente que realiza declaraciones vinculando a CAIR con el terrorismo debe entender que existen consecuencias legales para esa calumnia y difamación".

Esto no es una cuestión de derechas o de izquierdas.

El desafío de la guerra legal islamista presenta una amenaza direct y real contra nuestros derechos constitucionales y nuestra seguridad nacional. Si se les deja sin contestación de forma continuada, este fenómeno tiene el potencial de impedir de forma frontal cualquier debate sobre la amenaza del Islam radical. Los EEUU se fundaron en la premisa de la libertad de credo, pero también en el principio de que cualquiera tiene la libertad de criticar la religión.

Si las voces de los americanos preocupados son intimidadas para que vuelvan al silencio, existe una posibilidad real de que la crítica contra el Islam radical sea ahogada, y la ley Sharia comenzará a avanzar, de forma lenta pero sin descanso, por todo nuestro sistema como ya estamos viendo con los productos bancarios que están de acuerdo con la Sharia.

Daniel Pipes, que fundó y dirige el Middle East Forum, reconoce la seriedad de esta amenaza y la pasada primavera estableció el Proyecto Legal (PL) para contrarrestarlo. El LP también está trabajando para reclutar y establecer una red de abogados que quieran trabajar gratis para aconsejar a la defensa de estos casos; se ha embarcado en un proyecto de recoger fondos para asistir a las víctimas con el coste del litigio y está trabajando para que se incremente la concienciación  sobre este fenómeno. Además también se ha pesto a la ofensiva y ha cosechado ya un éxito importante al conseguir que la publicación "El semanal musulmán", una revista islamista con sede en Gran Bretaña, haya tenido que pedir perdón y retractarse por un artículo en el que Tariq Ramadán hacía declaraciones falsas y difamatorias sobre el Dr. Pipes.

Sobre la jihad legal, podéis leer el caso de la doctora Ehrenfeld, que traduje y comenté en "Libel tourism": la nueva forma de coartar la libertad de expresión de los críticos con el Islam.


Sobre los productos bancarios de acuerdo con la Sharia en España: Los productos "halal" llegan a España".

PS: Martha Colmenares me ha avisado en un comentario de que no funciona el enlace correspondiente al párrafo señalado arriba en inglés. Es cierto, no funciona, pero es el enlace original al artículo, parece que ha sido retirado y no lo encuentro en la página original. Ya lo buscaré con más detenimiento.