como demócratas, consideramos un escándalo el hecho de que ahí donde la unión de los demócratas pueda tener como resultado desposeer a ANV de las alcaldías que detentan en minoría o con apoyos externos, esto no se lleva a cabo. Al mismo tiempo la presidenta del PP vasco, María San Gil, pidió al PSE-EE y al PNV que presentaran mociones de censura en los 13 ayuntamientos en los que ANV gobierna en minoría. (El PP no puede al no tener representación).
Ante esto obtuvimos la indeferencia del PNV y el silencio del PSOE que, o bien ha retrasado la consideración de estas mociones o se ha ausentado del Pleno para no votarla.
Y como vieron que no tenía defensa, se sacan de nuevo una moción ética instando a los representantes de ANV a que se vayan. Eso, querido Pepiño, es lo que no votamos. Lo explicó muy bien María San Gil: “Nuestros votos están siempre al servicio de aquellas mociones de censura que cambian las alcaldías de estos municipios, pero no podemos hacer más paripés o más ceremonias de la confusión o dilatar más en el tiempo decisiones que son esencia democrática, que se tienen que tomar ya".
Creo que es de un análisis del ABC el siguiente extracto que explica muy bien lo que está pasando:
Pese a que las concentraciones de proetarras hoy no alcanzan afortunadamente las cifras de antaño, es evidente que hay un indudable intento de rearmar anímicamente a la izquierda proetarra que arrancó de antes de su vuelta a los ayuntamientos, pero que ahora se está manifestando de forma más clara. Se inició cuando el PSOE la legitimó como interlocutora política de un proceso de negociación, pese a estar disuelta judicialmente por aplicación de la Ley de Partidos y suspendida cautelarmente en virtud del Código Penal. El resultado de las elecciones municipales sólo certificó el oxígeno que los etarras tomaron de la política de cesiones con la que el Gobierno creyó que domaría a ETA. La presencia de ANV en las instituciones municipales es algo más que un error. Es la quiebra de una tendencia inexorable de derrota de ETA, en todas sus vertientes. Por eso, y aun siendo cierto que a los proetarras les está costando retomar el pulso de la calle, también es verdad que les facilitan la labor los flancos abiertos que dejan los partidos vascos, hasta hoy incapaces de ponerse de acuerdo para presentar una sola moción de censura para expulsar a los alcaldes de ANV.
Y en esas estamos. Si el PSOE quiere echar a ANV lo tiene fácil. El Gobierno tiene mecanismos y si la Justicia debe decidir que decida, y será responsabilidad del Tribunal, pero que por las fuerzas democráticas no quede. Nosotros ya le hemos pedido al Gobierno que aplique la Ley de Bases de Régimen Local en aquellos ayuntamientos vascos y navarros que Acción Nacionalista Vasca (ANV-EAE) hace ingobernables, y le hemos pedido que sustituya el invento que, a su juicio, suponen las mociones éticas por verdaderas mociones de censura para expulsar a este partido de las alcaldías o de los consistorios en los que tiene representación.
Es ahí donde Pepiño nos va a encontrar, porque quizá haya que recordarle que no ha sido el PP quien ha facilitado que hoy ANV esté en las instituciones. Si ANV está sentada en los ayuntamientos es porque ni desde la Fiscalía ni desde la Abogacía General del Estado se impugnaron sus candidaturas. Y lo que queremos es reconducir esa situación. Estamos pidiendo al Gobierno que genere ese clima de confianza no sólo utilizando todos los mecanismos a su alcance para conseguir que los miembros de ANV no gobiernen los ayuntamientos y salgan de ellos, sino también aclarando cuál es su posición respecto a las declaraciones de algunos dirigentes del PNV que piden la derogación de la Ley de Partidos. Estamos pidiendo hechos, no palabras, y un cambio de dirección claro.
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